EFICIENCIA ENERGÉTICA: FACTOR DECISIVO DE LAS EMPRESAS

La empresa especializada en soluciones de ahorro y eficiencia energética ENERGIX, prevé un aumento importante del índice de eficiencia energética de las empresas a partir del 2017 con un ascenso sostenido hasta el 2020.

En 2016 la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN) de Naciones Unidas publicó el “Índice de los ODS”, un ranking que posiciona a cada país del mundo respecto al grado de cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. España suspende en el informe ya que está situada en la posición 30 de los 149 países que incluye el estudio, y el puesto 26 de los 34 países que conforman la OCDE.

En noviembre de 2016 entraron en vigor las inspecciones sobre eficiencia energética del Real Decreto 56/2016 que obliga a las grandes empresas con más de 250 trabajadores o más de 50 millones de euros de facturación, a realizar una auditoría energética vinculada a sanciones de hasta 60.000 €.

Recientemente la Directiva de eficiencia energética del Consejo Europeo ha aprobado para 2030 un nuevo objetivo de 27% en ahorro energético.

Estas acciones están dirigidas a conseguir una reducción de la cuota de los gases de efecto invernadero, aumento de las energías renovables y mejorar la eficiencia energética de los países de la UE.

Pero para las empresas e industrias españolas no solo representan estos valores, sino que el ahorro y eficiencia energética se han convertido sobretodo en un factor decisivo para poder ser competitivas en los mercados tanto nacionales como globales.

Ya no se trata solo de una finalidad ecológica y de respeto al medio ambiente, sino de un condicionante decisivo e imprescindible para reducir sus costes fijos de producción y ser competitivos en un mercado cada vez más global condicionado por la necesidad de llegar a nuevos mercados, que a su vez tienen menos costes de producción y del precio de la energía.

España tiene uno de los precios de la energía más caros de la UE, representando ser un condicionante inevitable de los costes de producción y crecimiento o supervivencia de las empresas.

Según el estudio del Observatorio de la Eficiencia Energética, el 95% de las empresas españolas consideran que el ahorro energético es un factor clave para su competitividad, aunque la realidad contrasta estando situados en el puesto 26 de los 34 países que conforman la OCDE.

La mayoría de empresas tienen consciencia de los beneficios que les aporta el ahorro y eficiencia energética en sus procesos, presupuestos y costes.

En algunos casos, sea por desconocimiento o por falta de prioridad inmediata en implantar opciones de mejoras en eficiencia, retrasan la decisión lo que conlleva perder un tiempo que representa perder ahorro económico, que más temprano que tarde tendrán que acabar haciendo de forma inevitable, tanto por necesidad de reducir costes para ser competitivos como por la normativas cada vez más exigentes.

Además de valorar la eficiencia energética como una prioridad de sus costes y decisiones, han incorporado personal cualificado dedicado exclusivamente a realizar un seguimiento de la evolución y situación de los precios, costes y situación energética de la empresa.

Contrasta con otras empresas donde el perfil del personal interlocutor de canalizar el tema energético, en muchas ocasiones no conoce, ni valora, ni sabe la importancia que tiene, lo que lleva a una toma de decisiones inadecuadas o tardías, sea por falta de conocimiento, miedo a equivocarse en su decisión o simplemente por que el coste de la energía lo percibe como coste de la empresa que no le afecta directa ni personalmente.

Esto conlleva que no haya posibilidad de valoración ni decisión de la persona decisiva de la empresa, que sí paga la energía y sí le importa reducir los costes, aumentar los beneficios y ser más competitivo.

El ahorro y eficiencia energética han pasado de ser una parte necesaria pero de importancia relativa de las empresas, a ser un factor determinante en su modelo de negocio, plan estratégico, presupuesto anual y balance económico, decisivos en el éxito y beneficio de la empresa.

Mejorar la eficiencia energética o conseguir ahorro energético se puede conseguir sin que represente una inversión inicial o coste para la empresa.

Existen múltiples formas de implantar los proyectos dónde la inversión inicial la realiza la empresa energética o puede aportar la financiación o subvenciones que le aportan un ahorro inmediato a la empresa.

La clave está en identificar y analizar las soluciones a implantar dónde el ahorro cubra la inversión sin que represente un coste añadido a la empresa, ni tenga que utilizar su presupuesto anual.